"Son las 20:00 y Fernando, - mi hijo- no ha terminado aún los deberes. Mañana, su maestro le pondrá mala nota a él y a mí, me mirará muy mal porque no me preocupo de la educación de mi hijo. Lo malo es que es verdad; tenía que saber más para ayudarle y hacer con él los deberes... Cuando pasaron unos meses, Aurora, esa mala madre, se acercó a un centro de educación permanente para matricularse en Educación Secundaria de Adultos para poder ayudar mejor a su hijo. Sería ya una buena madre."
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