Permaneció quie
ta, sentada en la silla de la cocina, atontada, confusa y con la cara ardiéndole de la bofetada que le había propinado su marido."Podrás seguir leyendo este relato en
"MASQUECUENTO", blog de Paco Córdoba, maestro de Ed. Permanente.
Espero que sigas leyendo otros muy buenos.
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